La idea del tiempo y los “para siempre” es algo que siempre me llamó la atención. Desde hace algunos años que trato de estar presente (presente con todos los sentidos) en cada una de las cosas que hago o presencio.
Me gusta pensar que descubrí (en mí) una especie de botonera secreta que me permite grabar cada uno de los momentos que vivo sólo con ponerme a registrar la situación conscientemente con cada uno de los sentidos.
Entonces un día cualquiera puedo volver a esos momentos tratando de recordar no con la memoria si no con algún olor, alguna textura, un sabor, etc.
Para mi el tiempo -aunque suene a frase cliché- es lo único más valioso que tenemos. Lo único que no vuelve, lo único que no puede comprarse. Quizás por eso trato siempre de atesorar de alguna manera todos los momentos.
Si bien para mi el tiempo tiene un valor, no tiene el mismo valor siempre. Igual no soy de esas personas que viven a dos mil por hora y con setecientas emociones por segundo. Soy más de poner las patitas para arriba, suspirar y tomar un mate como mirando el ganado. Para qué mentir.
Una vez, hace bastante ya, le escribí un email (Un email sí. Cuanta intensidad, lo sé) a alguien que quiero mucho. Entre otras cosas el texto hablaba de los para siempre.
¿Vieron que generalmente en los cuentos solía ponerse: “y vivieron felices para siempre”; “y fueron felices por siempre” o frases similares? Bueno, siempre me pareció una forma pelotuda y pretenciosa de resumir el resto de la vida/cuento. Es como que tuviste un montón de obstáculos y desafíos que resolver en esa partecita de tu vida pero ya está, de acá para adelante -hasta que te mueras- todo te va ir bien, la vida te va a sonreír. Qué paja.
Qué paja y qué mentira también.
En fin. Volviendo al correo electrónico. Cito textual lo que escribí en ese momento. (Dispénseme algunas cuestiones, estaba en mis veintis)
Igual ahora estaba pensando en eso de para siempre. Viste que yo a veces digo que los para siempre no existen y que Disney bla bla bla...
y a veces te escribo: te amo para siempre jajaBueno recién pensaba que sí, que los para siempre existen pero no esos de Disney. Los que existen son los para siempre finitos, los que tienen un límite...
Los "para siempre que _____________ * complete con algo*"Como que ese siempre no refiere al tiempo, a lo eterno sino que refiere a una acción que quedó marcada en alguno de nosotros ya sea por repetitiva o por lo intenso de la situación.
Me estoy enredando. Va un ejemplo pues #docente
Tomar mates con pepas. Ahí hay un para siempre. Al menos para mí. Yo asocio el mate y las pepas a vos. (No sólo porque sé que te gustan) Las asocio porque refieren de alguna manera a momentos que hemos pasado juntos... entonces cada vez que como eso vuelvo a vos, hay un para siempre... -incluso si algún día no estamos más juntos (que ojalá que nunca pase)- va a quedar ese para siempre... O sea siempre que coma pepas y tome mates vas a venir a mi mente de alguna manera... este sería como un ejemplo de para siempre repetitivo...
Otro para siempre puede ser la lluvia. O las tormentas. Por qué? Porque nos conocimos un día así... y las veces que llueve uno no puede dejar de pensar en eso, de hacer esa asociación que a veces no es de manera conciente pero que está. Este sería un para siempre que se fijó por lo intenso de lo vivido... digamos.
Pero no siempre está lloviendo ni siempre estoy tomando mates y comiendo pepas... por eso lo de para siempre con límites, finitos... "para siempre que___________"
No sé a ciencia cierta si eso de los para siempre finitos y los para siempre repetitivos es una idea o algún concepto que ya existe. Seguramente algún filósofo/psicólogo lo pensó y yo lo leí por ahí e hice una adaptación propia, podríamos decir.
Los para siempre no son para siempre, son para siempre en la medida que haya un límite, una contención. Algo que los enmarque, les dé un contexto.
Y creo que hay dos formas de construirlos. Por reiteración o por intensidad.
Por intensidad sería cualquier situación o momento que de alguna manera activa todos los sentidos o te shockea de alguna manera. No necesariamente tiene que ser algo “malo”. De hecho, en el ejemplo del email, (aunque no lo digo así, esto es algo que fui construyendo con el tiempo) yo hablo de la lluvia y del momento en que nos conocimos como un para siempre por intensidad.
Ahora bien, con los para siempre por reiteración se da una particularidad. Aunque quizás son cosas que uno hace de manera automática o todos los días no siempre se es consciente de la construcción. Recién se pueden advertir en el momento de la ausencia de la repetición o en el momento en que esa “rutina” que sostenemos, se altera de alguna manera.
Cuando ese “para siempre” falta, ahí nos damos cuenta de que existía.
A veces pienso que “el problema” está en que atamos ese siempre a una medida de tiempo lineal digamos. Horas, días, meses, años, vidas. Entonces cuando esa medida de tiempo no se cumple, nos molesta, nos hace ruido, nos duele.
En cambio, si atamos ese “para siempre” a hechos, cosas, a personas, momentos, olores, sabores, etc. nos vamos a encontrar con que tenemos muchos “para siempre” que atesorar y al final no todos duelen (o sí pero los podemos encarar de otra manera).
Tengo muchas cosas para decir sobre el tiempo y los para siempre pero creo que ya es suficiente pretensión de reflexión por hoy. Seguramente en estas semanas vuelva pero desde otro lado.
Mientras escribía esto, en mi cabeza sonaba la canción de Fabiana Cantilo “Nada es para siempre”
Nada es para siempre
Oh, nada es para siempre
Si tu risa escapó, si no escuchas mi voz
Sabes, nada es para siempre
Creo que no Fabi, (ah le decía Fabi). Para mi no es que nada es para siempre. Creo que justamente, todo es para siempre.
P.D: Qué lindo que hayas llegado hasta acá abajo. Estoy tratando de encontrar la forma de compartir acá, sin exponerme mucho, todo lo que estoy haciendo y cómo están organizados estos 100 días pero -aunque espero tenerlo listo para la semana que viene- aún no le encuentro la vuelta del todo. Habrá que cultivar la paciencia. Más que nada la mía.
P.D: dejo unas cositas que estuve mirando/escuchando/consumiendo que de alguna manera tienen que ver con el tiempo y no.
Un libro: La vida invisible de Addie Larue - Recuerdos e inmortaliadad.
Un podcast: Relojeros - Un documental sobre ladrones de relojes de lujo.
Una canción: Ganando el tiempo - Feten feten (con Jorge Drexler)
Este dibujo de Gabi Rubi.